El arte, la arquitectura, el ambiente cultural y cosmopolita, el mar, la montaña, la calidez de la gente…
La cámara acorazada del Banco de
España tiene un canal subterráneo conectado con la Fuente de Las Cibeles. Las
aguas de este mítico monumento servirían para inundar dicho lugar como medida
de seguridad en caso de robo en donde se esconden la mayor reserva de lingotes
de oro.
El oso que forma el escudo de Madrid
es en realidad una osa. Se piensa que las siete estrellas que lo rodean
corresponden a las siete estrellas de la Osa Mayor. De ahí, su cambio de sexo.
En el Parque de Berlín, situado en
el distrito de Chamartín, hay un trozo original del Muro de Berlín. Antes de
que se conociera el caso del Ecce Homo de Borja, un empleado municipal
protagonizó un caso similar intentando limpiar las pintadas del muro, aunque
afortunadamente todavía se pueden apreciar.
Madrid tiene la plata de las
dimensiones. Aunque no goza de mar, la capital dispone del segundo mercado de
pescado más grande del mundo, después del de Tokio: Mercamadrid. La Plaza de
Toros de Las Ventas es la segunda más grande del mundo, después de la de Ciudad
de México. Y, por último, Madrid celebra el segundo Orgullo LGTBI más
multitudinario del planeta, después del de San Francisco.
Ni el Barrio Judío, ni su antigua
muralla medieval. La construcción más antigua de la ciudad es el Templo de
Debod, que cuenta con más de 2.000 años de historia y fue un regalo de Egipto
por la participación del régimen de Franco en la campaña de la Unesco para
salvar los santuarios de Nubia.
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