miércoles, 16 de diciembre de 2020

SOMOSO CURIOS@S. LA PLAZA DE LA PAJA

 

Cinco curiosidades de la Plaza de la Paja, en el Madrid de los Austrias 

La Plaza de la Paja está en pleno Madrid de los Austrias, en el barrio de La Latina. Como curiosidad, allí se dan cita una capilla, un palacio y hasta un jardín secreto. Un lugar especial con magnífico ambiente 

La Plaza de la Paja es una de las preferidas de los vecinos del barrio de La Latina. Allí se mezclan con los turistas que llegan a este punto atraídos por su historia, sus edificios y algún que otro secreto escondido. Estas son cinco curiosidades de una plaza llena de encanto: 


En la antigua morería. 

La Plaza de la Paja está situada en el Madrid de los Austrias, en la antigua morería. La zona de la morería era un arrabal que estaba situado fuera de la antigua muralla de Madrid. Allí vivía la comunidad musulmana, conservando su religión y costumbres. Apartada de la población cristiana tras la conquista de Madrid. 

Las calles adyacentes a la Plaza de la Paja conservan su antigua fisonomía. Son estrechas y empinadas, y con una gran pendiente. La inclinación de la Plaza de la Paja se debe al barranco del antiguo arroyo de San Pedro, en cuyo cauce se encuentra actualmente la calle Segovia. 


El gran mercado de Madrid.

La Plaza de la Paja fue el gran mercado de Madrid en los siglos XIII y XIV. En esta época fue la plaza más importante y espaciosa de la villa, y también servía como lugar de recreo. Sin embargo, el rey Juan II de Castilla mandó construir la Plaza del Arrabal, hoy Plaza Mayor, y todo el comercio se trasladó a esta otra zona de la villa. 

Mesonero Romanos cuenta su declive así: “… perdió notablemente su celebridad cuando establecida la corte en Madrid a mediados del siglo XVI, fue extendiéndose rápidamente el recinto de la villa, y buscando terreno más llano en las direcciones de Norte, Levante y Mediodía fueron abandonadas aquellas tortuosas calles, aquellos desniveles y derrumbaderos de la parte occidental, en la cual apenas queda solo hoy más que el recuerdo de su grandeza primitiva”. 


El diezmo al que debe su nombre.

A la Plaza de la Paja se la conocía como la Plaza de las Tabernillas en el siglo XVIII, y entre 1925 y 1968 fue denominada también como Plaza del Marqués de Comillas. El nombre actual se debe a la paja que se vendía en este lugar, entregada como diezmo al cabildo de la Capilla del Obispo. Con esta paja se alimentaban las mulas que los capellanes utilizaban para pasear. 

El literato Ramón Gómez de la Serna alude a que en esta plaza “se congregó la primera feria y la primera fiesta cuando Madrid era aún el pueblo de paso, la aldea de moros en la que nadie podía suponer que se escudase la capital de las Españas”. 


Alojamiento de los Reyes Católicos 

A pesar de que la plaza perdió su relevancia comercial, mantuvo su importancia como zona de residencia de importantes familias nobiliarias. La zona estaba llena de palacios, como el de los Lasso de Castilla, donde se alojaban los Reyes Católicos cuando visitaban la capital. 

En el siglo XVI se construyó un pasadizo elevado con la única misión de unir los dormitorios de los Reyes Católicos con la tribuna de la iglesia de San Andrés, donde oían misa. En este palacio también residieron Juana la Loca y su marido Felipe el Hermoso, y el deán de Lovaina, que llegó a ser papa con el nombre de Adriano VI. 

Con el paso del tiempo algunos de estos palacios se abandonaron. Durante el siglo XIX varios fueron sustituidos por edificios de viviendas. El antiguo Palacio de los Vargas ahora es un centro de enseñanza. Junto con la Capilla del Obispo son dos de los pocos edificios que aún se conservan de la época, aunque han sido reformados. 


Un jardín escondido 

El Jardín del Príncipe de Anglona permanece escondido a los ojos de los curiosos. Está situado en la parte baja de la Plaza de la Paja, frente a la Capilla del Obispo. Protegido por un muro se esconde un jardín frondoso y tranquilo, que toma su nombre del palacio contiguo. Un auténtico oasis de calma y tranquilidad en medio de la vorágine de la capital. 

A medio camino entre jardín árabe y romántico, es uno de los pocos jardines nobiliarios del siglo XVIII que se conservan. Cuenta con 800 metros cuadrados y está estructurado a partir de un parterre en crucero dibujado con setos bajos de boj. 

En cuanto sale un rayo de sol, la Plaza de la Paja se llena de gente. Es el lugar ideal para tomar algo en una de sus terrazas, leer un libro a la sombra de un árbol centenario o visitar alguno de sus edificios históricos. ¡No hay mejor plan!

 

 

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