Cantar es un deporte y siempre lo será.
La gran pregunta es «¿Cantas o canturreas?», porque si canturreas entonces no, no es ningún deporte, y el micrófono y el amplificador harán el trabajo por ti, sin poder transmitir tampoco cosas muy profundas.
Y si cantas, desde las tripas y con todo el cuerpo, entonces prepárate para sudar un poquito si te gustan las canciones con ritmo y agudos brillantes.
Para verlo nada mejor que un vídeo del maestro, el mismísimo Freddy Mercury de Queen, que nos dejó hace años pero sigue siendo una referencia que pocos han igualado en el mundo del pop y del rock. No sé como este hombre aguantaba un concierto entero, pero es igual: disfrutemos viendo un cantante que canta cada nota conectado!
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FREDY MERCURY EN CONCIERTO
Porque cantar es un deporte.
Primero, estar en un escenario, sostener la presencia del público, ocupar tu lugar allí de «estrella» (pequeña o grande) requiere energía, presencia y cierta intensidad. Todos los grandes de los escenarios musicales desprenden cierta fuerza, presencia. Y la necesitan para no quedar arrasados por la experiencia. Aquí se suman más factores «ambientales»: casi siempre el cantante pasa, o algo de frío o de calor cuando canta, porque la ropa que lleva no siempre es idónea para la temperatura de la sala… o la de la calle si canta al aire libre.
Los proyectores suelen dar mucho calor también y si ya pasas calor y debes estar con un sombrero para cantar, pues va sumando. Así que debes estar muy en forma para seguir cantando con casi todo tu potencial aunque estés algo disminuido por luchar contra el frío o el sudor si pasas calor.
Si cantas en un escenario, a menudo será de noche. Allí también el cuerpo tiende generalmente a bajar de energía vital a partir de las 17h y cantar a las 21h o a las 22h requiere un esfuerzo extra para el cantante. Si hasta nosotros cuando somos oyentes llegamos a bostezar de cansancio cuando la cosa acaba tarde, imagina lo que vive la gente que está en el escenario. Así que de nuevo, debes estar a tope para rendir dignamente a horas avanzadas del día.
Segundo, porque cantar es exigente en sí. Cantar bien, conectado, requiere bastante tonicidad interna, para tensar la «cuerda», ese hilo interior que debe vibrar al cantar. Si no hay tonicidad, la vibración se apaga, cómo una llama y la voz no tiene vida, presencia.
Además, cantar supone que tu cuerpo debe resistir a la vibración que produces. Cuando cantas de verdad, esto representa cierta resistencia. El caso más claro es para las voces masculinas de tenor, que llegan a sus agudos máximos (el famoso DO de pecho) en voz plena, en voz de pecho. Esta nota, y las 2 anteriores, representan una real prueba física para el cuerpo, que queda bastante sacudido por el impacto dela vibración. Las mujeres pasan en voz de cabeza / voz cantada para llegar a sus agudos máximos, y allí ya no hay esa violencia del sonido. Pero si cantan de manera potente en su registro de voz de pecho, el esfuerzo también es grande. Pero lo que hace el tenor es lo más intenso que hay a nivel físico y de allí su fama, su encanto natural: hacen algo brutal a nivel vocal y corporal, sosteniendo un sonido muy intenso, y esto produce un efecto similar en ti.
Los cantantes líricos en general son los que más deben aguantar a nivel físico: cantan cosas muy exigentes, sin micrófono y llevando su cuerpo al límite vocal. Durante siglos, los nobles que iban a la ópera iban también para ver si los cantantes aguantarían hasta el final de la obra: si te toca un papel importante en Don Carlo, de Verdi, en su versión extensa en 5 actos (hay versiones más cortas), más vale estar bien porque te espera una noche intensa. Veamos uno de los arias más bellos de esta obra, que dura muchísimo (hasta 11 minutos según la versión, con o sin la intro)!!! Toda una proeza. Y la vamos a ver con el bajo más grande de la historia desde que podemos grabar música, el ruso Nicolai Ghiurov:
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NICOLAI GHIAUROV. VERDI. DON CARLOS
Que hacer para estar a la altura
Primero trabaja tu voz, re-ábrela. Aprovecha todo tu instrumento. Gana arraigo, estructura. Luego reabre cada zona, sobre todo el tórax, el pecho, la espalda, las costilla, aprende a cantar con el diafragma y dale más flexibilidad. Y más difícil, reabre todas las zonas de tu cabeza, el cráneo, porque allí está el secreto de la brillantez de tu voz.
Segundo: canta!!! Si cantar es un deporte, el propio hecho de cantar te dará el entreno que necesitas.
Y haz deporte: si quieres hacer algo potente en un escenario, más allá de un bolo tranquilo de cantautor sentado en una silla (que está fenomenal también, pero es menos exigente), prepárate físicamente. Hace el deporte que quieras, pero entrénate. La meta es sentirte fuerte, vital, chispeante, para poder dar el máximo a la hora de cantar.
Y cuando tienes todo esto… disfruta y siente la música fluir intensamente en ti.
Venga, a cantar con todo tu cuerpo y tu alma!
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