miércoles, 23 de septiembre de 2020

SOMOS CURIOS@S. SER MÁS CHULO QUE UN OCHO.



No hace falta que os digamos desde esta sección, que muchas de las curiosidades que vamos a ir encontrando, en ocasiones no tienen una explicación clara o no encontramos el origen cierto de estas.

Uno de estos ejemplos es la expresión madrileña "ser más chulo que un ocho". Puestos a encontrar alguna explicación a esta expresión tan chulapa, encontramos otra vez en el libro "Secretos de Madrid 2" de la editorial La Librería. Muy recomendable. Es aquí donde encontramos el origen de esta expresión.

Un aspecto de este caldo de cultivo anecdótico que es Madrid, y que muy pronto nos hizo caer en la relevancia que tiene en todo el país cuanto acontece en la Villa y Corte, es la multitud de expresiones que han aportado sus hechos a la jerga popular. "Armarse la marimorena" o "Mandar al quinto pino" son ejemplo de ello. Pero esta frase que hemos elegido está sentimentalmente más unida si cabe, a la capital. "Ser más chulo que un ocho" es otra de las muchas expresiones que se siguen utilizando de forma habitual y que también se originó en Madrid. La utilizamos cuando queremos destacar la altanería o prepotencia de una persona pero ¿os habéis detenido a buscar alguna lógica a esta frase? ¿En qué radica su significado?

Para entender el verdadero sentido de esta sentencia hay que trasladarse a aquella ciudad atravesada, tiempo atrás, por tranvías. Es entonces cuando resulta obligado mencionar a la línea número ocho que recorría Madrid, desde la Puerta del Sol hasta la ermita de San Antonio de la Florida. En su agradable itinerario pasaba por algunos puntos icónicos como la calle Preciados, la plaza de Santo Domingo, la calle de Leganitos o los paseos de San Marcial y San Antonio de la Florida.

Lo realmente interesante y culpable de este secreto, es que esta línea era la que utilizaban los típicos castizos y chulapas para ir al baile del parque de la Bombilla y sobre todo, cada 15 de mayo, en la festividad de San Isidro para visitar la ermita del santo y la pradera del mismo nombre. En esta señalada fecha los vagones del tranvía se llenaban de madrileños y madrileñas vestidas con su traje típico (clavel en la solapa o en el pañuelo incluido), todos y todas con sus trajes bien dispuestos y ellas con sus inconfundibles mantones. Una escena de lo más genuina. Un verdadero bodegón castizo en movimiento.

Las personas que vivían por la zona del Manzanares y veían pasar estos "números ocho" repletos de chulapos y chulapas fueron las primeras en acuñar la expresión. Con cierto humor e ironía enfatizaban el hecho de que no podía existir algo con más chulería que un tranvía repleto de chulapones y chulaponas. Por eso, nada en el mundo más chulo que un ocho. Una frase que pronto dejó de ser exclusiva de Madrid y que desde hace mucho tiempo ya se puede escuchar en cualquier lugar de España sin que a nadie le sorprenda.

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