Este fruto originario de Ecuador, Perú y el norte de Chile, que a pesar de ser fruta se suele consumir como hortaliza, es uno de los alimentos más fáciles de cultivar y suele ser habitual entre quienes se inician en la aventura de crear un huerto casero.
La diferencia entre el sabor de un tomate cultivado en casa y el del que muchas veces compramos en el supermercado puede llegar a ser abismal.
Sus ventajas para la salud radican en las altas cantidades de nutrientes, como potasio y fósforo, así como antioxidantes y vitaminas A, C y E.
Es aconsejable cultivar la planta en un lugar con luz abundante y regarla en pequeñas cantidades, un par de veces por semana.
Es importante plantarla profundamente, ya que desarrolla raíces largas y abundantes. Y las hojas más cercanas al suelo son propensas a las enfermedades, por lo que se deben ser eliminadas regularmente.
PLANTAR ZANAHORIAS.
Otra de las hortalizas más fáciles de cultivar, y con altas propiedades nutritivas, es la zanahoria.
En este caso, lo más importante es mantener la humedad de la tierra, aunque una vez comienzan a crecer pueden distanciarse más los riegos.
Las zanahorias son ricas en vitamina A, antioxidantes y fibra dietética.
Suele decirse que es buena para la vista pero, además, si se come cruda fortalece los dientes y las encías.
También ayuda a combatir el estreñimiento y vigoriza las mentes cansadas.
Pueden sembrarse a lo largo de todo el año y crecen sin gran dificultad.
PLANTAR PIMIENTOS.
La mejor época para plantar esta hortaliza, nativa de América Central y del Sur, es la primavera y el verano, pues es sensible al frío.
Para cultivarlos necesitas disponer de un lugar soleado, plantando las semillas a una distancia entre planta y planta de entre 40 y 50 centimetros y manteniendo un riego constante.
Los pimientos -verdes, rojos y amarillos rojos- contienen nutrientes como el folato, tiamina y manganeso, y son ricos en fibra y en vitaminas C y B6.
También contienen una sustancia que se llama capsaicina, con efectos analgésicos.
PLANTAR ESPINACAS
Tanto las espinacas como las coles y el brócoli son relativamente fáciles de plantar en casa.
En el caso de las espinacas, se pueden cultivar en pequeños huertos, separadas por unos 30 centímetros de distancia entre sí, o esparciendo las semillas en maceteros.
Prefiere los suelos ricos y húmedos, aunque puede crecer en cualquier tipo de suelo, siempre que éste tenga suficiente materia orgánica.
Necesita poco calor y sol.
Es un alimento muy aconsejable por su alto nivel nutritivo, aunque no se recomienda su consumo en altas dosis, pues posee ácido oxálico que puede dar lugar a cálculos renales.
Sin embargo, tiene muchas propiedades y es un potente antiinflamatorio. Tiene beneficios neurológicos y ayuda a regular la presión arterial y a mejorar el metabolismo.
Y es muy durable: puede sobrevivir al invierno y consumirse en primavera.
PLANTAR GUISANTES.
Los guisantes, también conocidos como arvejas o chícharos, aportan muchos minerales (potasio, fósforo, calcio, hierro), fibras, azúcares, hidratos de carbono y proteínas, además de vitamina A.
Es un alimento indicado para diabéticos y ayuda a eliminar el colesterol.
También tiene un efecto tranquilizante, beneficioso para el sistema nervioso y para conciliar el sueño.
Se pueden cultivar principalmente en otoño, en un clima fresco, sin demasiado calor, y se adaptan bien en todo tipo de suelos.
Además, al hacerlo mejoraremos la estructura del suelo, pues fijan nitrógeno a la tierra, para que puedas seguir ampliando tu huerto casero.
Estimados y estimadas amigas, y hasta aquí la publicación, os deseamos un verano hortelano repleto de buena cosecha. Pasadlo bien.
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